Como parte de su política de reducción de la huella de carbono, La Vuelta aplica la doctrina ERC: evitar, reducir, compensar.

Balance de Carbono

La primera evaluación de la huella de carbono de La Vuelta se realizó para la edición de 2023. Su objetivo era medir y cuantificar las emisiones del evento para continuar, de forma racional y ambiciosa, las acciones medioambientales iniciadas varios años antes.

Esta evaluación se realizó utilizando la herramienta de Global Climate Initiatives (en línea con el Protocolo GHG), ya utilizada para el Tour de Francia y recomendada por la Unión Ciclista Internacional en su Carta de Acción Climática.

El estudio concluye que las emisiones totales de La Vuelta ascienden a 52.786 toneladas de CO₂e, considerando los tres alcances. Como ocurre con todos los grandes eventos deportivos de masas, la parte de la huella atribuible a los espectadores y las audiencias de televisión es naturalmente la más grande.

Otro elemento clave, no reflejado en este balance, son las campañas de sensibilización pública realizadas bajo el programa "La Vuelta es Más". La Vuelta está activamente comprometida con:

  • Inspirar a las personas a incorporar la bicicleta en su vida diaria y, como resultado, reducir su propia huella de carbono.
  • Animar a los aficionados a venir a La Vuelta en "modo verde" (en bicicleta, compartiendo coche o en transporte público).

En los próximos años, La Vuelta seguirá desplegando una política ambiciosa para reducir tanto sus emisiones directas como indirectas, en línea con el Acuerdo de París, y especialmente fomentando una movilidad más sostenible entre todos los actores implicados.

Proyectos de Impacto Ambiental – "Puertos y Bosques"

Desde 2024, La Vuelta colabora con la organización Land Life en la iniciativa "Puertos y Bosques", apoyando proyectos de restauración ambiental en territorios afectados por incendios recientemente visitados por la carrera, con el objetivo de dejar un impacto positivo tras su paso.

Tras la edición de 2024, se plantaron 700 árboles en el Picón Blanco (Burgos). En 2025, un nuevo proyecto en Sendaviva (Navarra) llevó a la plantación de 1.000 árboles, en colaboración con autoridades públicas locales y con la participación de 180 escolares, como parte de un proyecto educativo centrado en la protección de la biodiversidad local.