Cada año, La Vuelta trabaja para minimizar su impacto en los territorios que atraviesa, especialmente en las zonas naturales más sensibles. Para ello, se establecen zonas limpias a lo largo del recorrido para que los ciclistas puedan deshacerse de forma segura de botellas y otros materiales que ya no necesitan durante la carrera.

En los puertos de montaña, se implementan operaciones específicas de recogida de residuos para garantizar que estas áreas — a menudo protegidas o de alto valor ecológico — permanezcan limpias una vez pasada la carrera.

Con estas acciones, La Vuelta reafirma su compromiso con el cuidado del planeta y la protección de los lugares que hacen posible la magia del ciclismo, promoviendo un evento más responsable y respetuoso con el medio ambiente.

© Angel Camarena