Entre calles de piedra y un paisaje que respira historia, Alcaraz se descubre como un rincón lleno de carácter. Su Plaza Mayor renacentista, las torres que recortan el cielo y los restos de su castillo hablan de un pasado que sigue muy vivo. Un pueblo sereno, rodeado de naturaleza, donde cada paseo invita a detenerse y mirar con calma.

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