La Vuelta 19 ha sido durísima hasta ahora. No he tenido muchas ocasiones de ganar hasta hoy. La lucha por la escapada ha sido larguísima: ha habido docenas y docenas de ataques. Fue increíble. Yo mismo habré atacado unas 20 veces. Fue intenso, y doloroso. Había buenos escaladores conmigo en la fuga, así que no tenía mucha confianza en mis posibilidades. Intenté correr con inteligencia y aprovechar la ayuda de mi compañero Tim Declercq. Él ha sido esencial para mi victoria y merece tanto reconocimiento como yo. La parte final del recorrido se asemejaba mucho a las Ardenas. Me gustan mucho estos esfuerzos de 10 minutos; siempre estoy entre los mejores en ellos. Es mi décima victoria en una gran vuelta, un número redondo. El ambiente en la última subida era una locura. Parecía una clásica, con todas las banderas y el público. Me dio mucha motivación. El País Vasco es como Flandes: está loco por el ciclismo.
