Recorriendo el surco Atlántico del Mioceno Medio y Superior
Esta etapa discurre por los depósitos marinos que fueron sedimentados bajo las aguas del océano Atlántico en un brazo de mar que se adentraba por lo que hoy es el valle del Guadalquivir y zonas circundantes, dejando la cordillera Bética parcialmente sumergida con una paleogeografía de islas y estrechos (Ver imagen en galería). Nos encontramos en la Zona Externa Bética, en los denominados Dominio Subbético y la Unidad de Olistostromas donde se localizan cuerpos kilométricos de masas rocosas inconexas desplazadas por fenómenos gravitacionales submarinos durante la formación de la cordillera.
La etapa se inicia en la localidad malagueña de Ronda, donde se localiza su famoso Tajo, una espectacular incisión fluvial que deja paredes de roca de 140 m de altura. En estas paredes se pueden observar los estratos de los sedimentos marinos que rellenaron la depresión de Ronda durante el Mioceno Superior (hace entre 11 y 5 millones de años). Desde la parte inferior a la parte superior del Tajo se puede observar como varían los depósitos, comenzando con conglomerados mal estratificados con cantos poco redondeados de tamaño grueso que gradualmente disminuyen de tamaño, acabando en arenas calcáreas bioclásticas (formadas por fragmentos de conchas) denominadas calcarenitas. Esta disminución del tamaño de los clastos implica la colmatación de la cuenca marina, tras la que se produce su paso a un ambiente continental fluvial. Es a partir del Plioceno (hace 5 M.a) cuando se produce un levantamiento tectónico de la región y comienza la fuerte incisión fluvial que genera el Tajo que vemos hoy en día (Ver imagen en galería).
En su primer tramo, la etapa discurre dejando a su derecha los relieves formados por rocas del Triásico y del Jurásico de la sierra de las Nieves hasta llegar a los embalses del Turón, Guadalteba y Guadalhorce. Estos tres embalses confluyen en su salida hacia el desfiladero de los Gaitanes, otra espectacular incisión fluvial que en esta ocasión permite observar los estratos verticales de rocas calizas del Jurásico (Ver imagen en galería).
La segunda mitad de la etapa se adentra en la Zona Externa de la cordillera, en el Dominio Subbético. En este entorno destaca la presencia de la laguna de Fuente de Piedra (Ver imagen en galería), una laguna con agua salobre (con altos contenidos en cloruro sódico y sulfato cálcico) de alto interés ecológico. La laguna se localiza sobre formaciones del Triásico constituidas por una masa de arcillas, con algunas margas, de colores abigarrados entre las que aparecen niveles de areniscas rojas, verdes o grisáceas y, sobre todo, de yeso y niveles de halita (sal común) que otorgan a las aguas de la laguna su carácter salobre.
El último tramo de la etapa discurre por la Unidad Olistostrómica, con relieves alomados entre los que se intercalan otros más abruptos como resultado de la mezcla de cuerpos rocosos, arcillosos y yesíferos, procedentes del primitivo prisma acrecional del orógeno Bético formado entre el Mioceno medio (15-13 Ma).
Coordinador: Sergio Rodríguez García (Universidad Complutense de Madrid).
Colaboradores:
- Elisabeth Díaz Losada (Instituto Geológico y Minero de España).
- Julio Garrote Revilla (Universidad Complutense de Madrid).
- Juan Miguel Insúa Arévalo (Universidad Complutense de Madrid).
- Blanca Martínez García (Instituto Geológico y Minero de España).
- Mónica Leonor Meléndez Asensio (Instituto Geológico y Minero de España).
- Francisco Javier Rubio Pascual (Instituto Geológico y Minero de España).
- Ángel Enrique Salazar Rincón (Instituto Geológico y Minero de España).