Etapa 13. Lugo-Puerto de Ancares
Km 0. En la propia ciudad de Lugo existe un manantial termal, que los romanos utilizaron para construir unas termas en el siglo I. El agua surge en varios puntos, a lo largo de un dique de pórfidos integrados en el macizo granítico de Lugo. Las aguas termales al salir alcanzan temperaturas entre 27 y 43º C y presentan un pH ligeramente básico (7,5-7,8).
Km. 20-30. Anticlinal de Becerreá. Entre las poblaciones de Baralla y Becerreá (por la que no se pasa en esta ocasión) hay una estructura sinclinal que se refleja en cerrados pliegues y fallas observables tanto en la A-6 como en la antigua N-VI. Los pliegues se marcan muy bien en las cuarcitas tableadas de la zona y suelen ser muy angulares, con engrosamientos en las charnelas (zona de mayor curvatura del pliegue) y con planos axiales bastante verticales.
Km. 100. En las proximidades del pueblo leonés de Dragonte (queda a unos km. al oeste de la carretera a la altura de Villafranca) ha habido dos canteras. Una, medieval, era de anfibolita y actualmente se encuentra sepultada. La piedra de esta cantera es conocida como “Piedra do Grao” y fue utilizada en la construcción de monumentos románicos y de épocas posteriores en el Bierzo. La localización de esta cantera histórica permitirá la rehabilitación con piedra original de estos monumentos. La segunda cantera está activa y proporciona roca caliza muy recristalizada (prácticamente un mármol) como material decorativo para la construcción.
Km. 110. Las Médulas. Aunque situadas unos kilómetros al oeste del paso de la carrera, no podemos dejar de mencionar las Médulas. Son Patrimonio de la Humanidad y constituyen un complejo minero de época romana que modificó netamente el paisaje. Los romanos explotaron estos yacimientos auríferos por el sistema de “ruina montium”. Tomaban agua de manantiales en las montañas, que reconducían hacia represas por encima de los materiales sedimentarios del terciario. Creaban túneles por donde debía reconducirse el agua que erosionaría la montaña. Después abrían las represas y descargaban grandes avenidas de agua que erosionaban los sedimentos, arrastrando los materiales hasta balsas de decantación en el fondo del valle. En 200 años cambiaron totalmente el paisaje.
El oro explotado se encontraba en los materiales sedimentarios cenozoicos, pero su origen primario estaba en diques de cuarzo con venas auríferas de rocas metamórficas paleozoicas, de las cuales los agentes erosivos habían trasladado el oro hasta los abanicos aluviales que forman los materiales sedimentarios explotados.
Km. 150-171. Según nos aproximamos al final de la etapa y llegamos a importantes alturas en los Ancares, penetramos en una región que estuvo sometida a los fríos glaciares y cubierta de hielo durante el Plioceno y Pleistoceno (últimos 2 millones de años). Por ello, hay numerosos ejemplos de morfología glaciar, como los valles con forma de U. El valle de Tejedo, por donde se pasa en el km. 163 es un excelente ejemplo
Aunque en los últimos miles de años los ríos han modificado esa morfología glaciar, todavía se aprecian también picos y aristas característicos de la misma. Otro efecto que se produce en este paisaje, y este con actividad actual, es que las fuertes pendientes producidas por la erosión glaciar y fluvial, han dejado vertientes inestables y en años recientes se han producido grandes deslizamientos del terreno. Un ejemplo muy notable está en la margen derecha del valle del Cuiña, próximo a Tejedo del Sil hay un deslizamiento que abarca 25 hectáreas. Se trata de un magnífico ejemplo de deslizamiento postglaciar, con morfología bien preservada, ya que son visibles la cicatriz de despegue y la masa deslizada que ocupa parcialmente el fondo del valle.
Colaboradores:
Sergio Rodríguez García (UCM)(Coordinador)
Elisabeth Díaz Losada (IGME)
José Miguel Fernández Portal (IGME)
Juan Miguel Insúa Arévalo (UCM)
Blanca Martínez García (UPV)
Mónica Leonor Meléndez Asensio (IGME)
Isabel Rodríguez García de Castro (UCM)
Francisco Javier Rubio Pascual (IGME)