Dunas, estuarios y desfiladeros

A lo largo de esta etapa descubriremos varias estructuras y procesos geológicos que han actuado durante cientos de miles de años, pero que lo siguen haciendo en la actualidad, generando paisajes que no dejan de modificarse a escala temporal humana.

Jugando con la arena

La etapa da comienzo junto al campo de dunas más extenso y mejor desarrollado del litoral cantábrico, hasta el punto de ser nombrado como Parque natural de las Dunas de Liencres. Las dunas son unas estructuras geológicas formadas por la acumulación de arena que ha sido transportada desde la playa por el viento. Estas acumulaciones tienen forma de media luna, con una zona de suave pendiente formada a favor del viento, por la que se van arrastrando los granos de arena, y otra parte de pendiente más abrupta, a través de la cuyo extremo cae la arena. Así se produce el avance de las dunas, por lo que se trata de un paisaje vivo y en continuo cambio.

Campo dunar de Liencres (imagen de Maite Von Thode, tomada de https://commons.wikimedia.org/).  

Donde el río se encuentra con el mar

En San Vicente de la Barquera el río Escudo desemboca sus aguas en el Mar Cantábrico, dando lugar a uno de los estuarios más grandes de Cantabria. Se denomina estuario a las zonas de mezcla de agua dulce con agua marina, cuyo límite varía de acuerdo a las mareas. Además, se desarrollan zonas de acumulación de sedimento fino con abundante vegetación en sus márgenes, estructuras que se conocen como marismas. Este estuario se ha formado en los últimos 9000 años debido al ascenso del nivel del mar que todavía continua en la actualidad y actúa como una barrera natural de la entrada del agua marina al continente, frenando su avance. De ahí que sea tan necesaria la conservación de estos ambientes para evitar el efecto de la variación del nivel marino en las infraestructuras humanas.

Estuario de San Vicente de la Barquera. La imagen se ha tomado en marea baja, lo que permite observar todas las zonas de marisma cubiertas por vegetación acuática (imagen de Juan José Hernández Rodríguez, tomada de https://commons.wikimedia.org/).  

El agua esculpiendo la roca

Al ascenso final de la etapa está flanqueado por el Desfiladero de la Hermida, un enorme cortado que atraviesa las rocas formadas en un fondo marino hace más de 300 millones de años. El río Deva, aprovechando una zona de debilidad entre las rocas, ha ido erosionando las rocas durante cientos de miles de años, encajando su cauce para poder circular hasta su desembocadura en el Mar Cantábrico. Pero no sólo el agua del río ha afectado a estos materiales, también la lluvia, con un agua enriquecida en CO2, ha disuelto las rocas carbonatadas sobre las que circula, generando morfologías conocidas como lapiaces, torcas o, incluso, cavidades subterráneas. Este proceso de disolución se conoce en geología como kasrtificación

Vista parcial del Desfiladero de la Hermida, en la que también se aprecia la disolución de las rocas carbonatas (imagen de Frobles, tomada de https://commons.wikimedia.org/).  

Coordinador: Sergio Rodríguez García (UCM)

Colaboradores: Elisabeth Díaz Losada (IGME) Julio Garrote Revilla (UCM) Juan Miguel Insúa Arévalo (UCM) Blanca Martínez García (IGME) María Belén Muñoz García (UCM) Francisco Javier Rubio Pascual (IGME) Ángel Enrique Salazar Rincón (IGME)