Esta etapa nos mostrará un par de ejemplos de cómo la Geodiversidad, o diversidad geológica de un territorio, condiciona directamente la Biodiversidad de esa zona.
La primera parte de la misma discurre por materiales formados en fondos marinos de hace entre 94 y 66 millones de años. En los últimos 2,6 millones de años, el río Zadorra y sus afluentes han ido erosionando las rocas menos resistentes de esos materiales tan antiguos, dando lugar a valles y llanuras flanqueadas por los macizos rocosos más resistentes que forman las escarpadas cumbres de los Parques Naturales de Gorbeia, Aizkorri e Iki. Esta extensa zona erosionada se conoce como “Llanada Alavesa” y se caracteriza por el depósito de materiales relativamente recientes transportados hasta aquí por los ríos, lo que hace que estén poco consolidados, sean porosos y tengan una alta permeabilidad. Estos materiales más recientes se depositan sobre unas rocas más antiguas y muy impermeables. Este contraste favorece la acumulación y circulación de agua en los materiales porosos, formando lo que se conoce como acuíferos. Esta disponibilidad de agua convirtió a esta zona es un punto estratégico desde la época romana, lo que favoreció el nacimiento y expansión de la ciudad de Vitoria. Así es como se han formado las lagunas de Salburua, un humedal localizado a las afueras de Vitoria cuyo nivel de agua depende de las recargas producidas por la lluvia, los ríos y las aguas subterráneas y que alberga una importante biodiversidad.
Al atravesar la Sierra de Toloño cambia el perfil de la etapa, presentando diversos ascensos montañosos entre los que destacan los Puertos de Opakua y Herrera. La Geología es la culpable de que esta parte sea “rompe piernas”, en concreto es “culpa” de la tectónica de placas. Hace entre unos 80 y 20 millones de años, la placa Ibérica chocó contra la placa Europea, provocando que todos los materiales que se habían depositado previamente, como las rocas que componen estos montes, formadas en un fondo marino poco profundo hace entre unos 135 y 40 millones de años, se rompiesen y doblasen, plegándose como un acordeón, dando lugar a estas crestas con grandes pendientes. Así se generó una estructura geológica que denominamos Cabalgamiento Frontal Surpirenaico y que representa la terminación occidental de los Pirineos.
Tras coronar el Puerto de Herrera, la etapa culmina descendiendo hacia la denominada Cuenca Cenozoica del Ebro. Debido al choque de las placas Ibérica y Europea quedó una zona deprimida rodeada por los Pirineos, la Cordillera Costero-Catalana y la Cordillera Ibérica que, durante varios millones de años, se rellenó con el agua y los materiales erosionados de las zonas montañosas circundantes que fueron transportados por los ríos y arroyos. Como resultado de esta historia, en los alrededores de Laguardia encontramos que se alternan areniscas y depósitos consolidados de barro y arcilla formados hace menos de 23 millones de años. En los últimos 2,6 millones de años el viento ha sido capaz de erosionar los materiales menos resistentes, generando en ellos unas pequeñas lagunas subcirculares y cerradas que se han conservado por estar rodeadas de las areniscas más resistentes a la acción del viento. El agua de lluvia que rellena, de manera esporádica, estas lagunas atraviesa rocas más antiguas formadas por minerales salinos, dando lugar a humedales de agua salada considerados como zonas de especial protección de aves.
Coordinador: Sergio Rodríguez García (Universidad Complutense de Madrid).
Colaboradores:
- Elisabeth Díaz Losada (Instituto Geológico y Minero de España).
- Julio Garrote Revilla (Universidad Complutense de Madrid).
- Juan Miguel Insúa Arévalo (Universidad Complutense de Madrid).
- Blanca Martínez García (Instituto Geológico y Minero de España).
- Mónica Leonor Meléndez Asensio (Instituto Geológico y Minero de España).
- Francisco Javier Rubio Pascual (Instituto Geológico y Minero de España).
- Ángel Enrique Salazar Rincón (Instituto Geológico y Minero de España).